Entre cuates y enamorados (vacaciones 3)

De nueva cuenta me despierto primero y salgo al balcón como siempre. La mañana está fria y gris pero algunos rayos de sol atraviesan las nubes dibujando así cierta sonrisa en el día. Me llamas y regreso al cuarto a recostarme a la par tuya. Recordamos la noche anterior: mi tropezón, el bolo que se cayó de la silla y cuando te equivocaste de baño, nos reimos, nos vemos, nos besamos y hacemos el amor...

Ya arreglados salimos a desayunar, esta vez tenemos más hambre de la usual. Bajamos por un sendero lateral a la calle principal y llegamos a un pequeño y humilde café atendido por una señora extranjera de avanzada edad que seguramente lleva años de vivir aquí debido a su acento local. Panqueques normales para mi y vos con tus favoritos, panqueques con banananos, te gustan tanto que hace años te los hacía y te los llevaba a la cama. ¿Será que solo al corazón de los hombres se llega por la panza o al de las mujeres también? A pesar de lo pequeño del lugar rapidamente se llena, justo cuando el clima empieza a mejorar y el ambiente del lugar también. Sonrisas, miradas y besos y los enamorados salimos a dar vueltas por el lugar...

Mientras caminamos, recordamos a los amigos en común. Eva, tu amiga de toda la vida, que aún no logra su sueño de regresar a los Estados Unidos a montar su estudio de diseño y que sigue fumando tanto que la última hace un mes se tuvo que blanquear los dientes. Imaginate sus pulmones me decis, y yo te contesto con un expresión arrugada. Luego Max, mi broder, "el mapache más asqueroso de todos". Situación compleja la de aquel, abogado éxitoso para un banco grande pero que a pesar de l sueldo de cinco cifras mensuales, no puede disfrutar de nada debido a sus limitadas vacaciones y a la tediosa vida en el paraíso fiscal donde habita con su mujer. ¿Planes de hijos? Me preguntas... Lo dudo, a ese maje le falta fregar la pita un poco más y la mujer tampoco quiere. Luego Bhavani, una historia fascinante de la chica india que rechazó la voluntad de sus padres que le arreglen la boda con un algún equis y ahora trabaja como investigadora social en Canadá. La vi hace un año. Me contas. Yo solo por internet le sigó la pista, me alegro por ella, te recordas la ves que se puso a llorar que no quería regresar a Mumbai. Llegamos a la casa de Tom y Juanita que nos invitaron a almorzar, están ellos y otras dos parejas más otros tres invitados y los hijos de algunos, una barbacoa estilo gringo entre cuates y sus familias...

Partiditos de ping - pong en una mesa improvisada y otros lanzando dardos a un blanco más agujereado que el rostro Manuel Noriega, se vino la comida. Tortas de carne, salchichas asadas, papas, berenjenas, chiles pimientos y otra vaina que no llogré reconocer asadas. Hot Dogs, Hamburguesas y verduras. Cada quien con lo suyo y algunos con cerveza y otros con limonada, habían como cuatro conversaciones dandose al mismo tiempo. Me interrumpis mientras debatía con Reinaldo sobre cual sería la alineación que Pellegrini debe emplear para el nuevo Real Madrid, un rombo en el ataque, le decía, mientras él insistía no sias pués, dos puntas externas y retrasas a Raúl. Me das una parte de tu hamburguesa y me decis que estás muy llena, yo te digo que yo también, en esos me haces la cara de bambi triste y ni modo, acepto, me das un beso en la mejilla y antes de seguir escuchando los caprichos merengues de Reinaldo me tomo un segundo para ver mi alrededor: buenos amigos, buena comida, tú y yo, momentos pasajeros pero obligados para disfrutar, ¿qué hago aquí? no se, pero lo estoy disfrutando...

La noche cae pero las carcajadas siguen y ahora el aguardiente (presentada inicialmente para digerir los alimentos) fluye y fluye. Juanita y Meli llevan a los bepis a dormir, mientras los grandes nos quedamos hablando muladas bajo las estrellas. A punto de terminarnos el pulmón empezamos, como buenos medio bolos, a corear canciones. Eso si nada de rancheras ni nada de baladas pop, mejor te cuento lo mal que se vive, lo bien que se esta...

Salimos relativamente temprano y tomando en cuenta que nosotros dos no estamos tan bolos como los demás, decidimos ir a la disco más grande del lugar, aprovechando también que hoy no hay que pagar para entrar. La luz oscura de tonalidades verdes va muy bien con el lugar, nos sentamos en una mesa de esquina y esperamos a algunos de nuestros amigos. Hay más gente de la que esperamos, pero el ambiente está perfecto para despedir la noche con un buen baile. Llegan aquellos, y yo voy por una mineral para ti y una cerveza para mi. La música, dos que tres, hasta que vamos agarrando calor y se viene algo clásico (por no decir antiguo eh) pero con mucho estilo, esa que siempre poníamos en las fiestas hace ya ocho años, cuando eramos patojos, o mejor dicho más patojos y nos sentíamos invencibles, supernaturales...

Salimos sudados, pero alegres, una pequeña llovisna empieza a caer y nos dirigimos a toda velocidad al hotelito. Saludamos de un grito a los amigos que nos cruzamos en la avenida de buses y con cuidado con no tropezarnos con las zanjas de las calles paralelas, llegamos al hotelito. El guardian nos saluda, esta cantinenadose a una patoja, y nosotros subimos las gradas al tercer nivel y nos vamos a nuestra habitación. Nos cambiamos quitamos la ropa húmeda y nos secamos bien. La pasamos excelente como siempre lo hacemos juntos, increíble la coincidencia de que pusieran esa última rola justo en el momento en el que las luces verdes de apagaron y excatamente a la una de la mañana antes que terminara la canción, baja un rayo láser verde en lo que fue un momento surreal. Nuevamente nos besamos y terminamos la noche como empezamos la mañana...

PD: Sigue...