
Los clásicos símbolos de Halloween son las calabazitas sonrientes, los fantasmitas, las brujitas y los draculitas y vampiritos. Las calabacitas solo sirven para adornar, nadie se disfraza de fruta o verdura (los nenes no se ven "cool"). Disfrazarse de fantasma ya no tiene gracia: una sabana con hoyos demuestra cero originalidad, a menos que tengan una crema o pastilla que los haga invisibles o medio transparentes ni lo intenten. Las brujitas son bonitas y pueden ser originales pero solo para las nenas, a menos que quiera traumar a su varoncito de por vida ni lo piensen (lo de brujo no vende tampoco, a menos que haga consultas a domicilio). Ahora bien, de vampirito, esa sí es otra historia. Los varoncitos por lo general son Drácula y las nenas Draculinas, aparte del detalle de los colmillos falsos, le pueden dar rienda suelta a la imaginación. Si se les acaban las ideas (y el pisto) lo de Drácula/ina es una buena opción. Al contrario de otros personajes popularizados por los disfraces de estas fechas, Drácula está basado en un personaje real: el príncipe Vlad III de Valaquia conocido también como Vlad el Empalador y Vlad Draculya.
El Imperio Otomano (surgido en lo que hoy es Turquía) ha sido el Imperio de mayor duración en la historia (más de 600 años) y fue también uno de los más extensos. Alcanzó su máximo esplendor a inicios del siglo XV cuando inició su expansión en Europa, particularmente en los bálcanes y los cárpatos. Como todo Imperio, su expansión usualmente se dio por las malas. Invadián pueblos y sometían a su gente, aunque fueron bastante tolerantes religiosa y culturalmente hablando (como muestra un botón: eran islámicos pero en aquel entonces acogieron a muchos de los judíos expulsados de Europa y les permitían mantener su religión y costumbres). Pero su expansión era éxitosa debido a su ejército. Los Otomanos formaron un cuerpo élite dentro de sus fuerzas armadas, un grupo de guerreros que históricamente son quienen más miedo han despertado : los jenízaros. Estos pizados han sido sin duda los más malos de los malos, a los hunos y su líder Atila se les atribuye érroneamente este puesto pero fue solo por ser el primer grupo asiático que llegó hasta las puertas de Viena. Pero no, mis estimados, los hijos de puta más malditos de la historia son estos pizados que les cuento. Me resulta difícil hacerles analogías con guerras modernas pues parecería que le falto el respeto a los millones de víctimas inocentes de las atrocidades de las guerras del siglo pasado y de este siglo, pero creanme, estos cerotes han sido lo peor. Los jenízaros eran niños que quedaron huérfanos o fueron encontrados o robados de sus padres. Eran en su mayoría eslavos y desde niños eran criados única y exclusivamente en como ser aguerridos, crueles y sangrientos combatientes. Le eran fieles al sultán a cargo del Imperio y no recibían un pago por sus servicios, peor aún, tenían luz verde para hacer lo que quisieran con las fortunas, recursos y personas del pueblos invadidos. Invadían, usurpaban, quemaban, torturaban, violaban, hacían lo que se les venía en puta gana con lo que putas o con quien putas quisieran. Así creció el Imperio Otomano de la mano de los jenízaros que eran el horror en carne y hueso.


Ya tomados los bálcanes, los jenízaros avanzaron en dirección del sistema montañoso de Europa del Este, los cárpatos. En lo que hoy conocemos como Rumanía, en la región sur de este país, en Valaquia, había un príncipe (nacido en la región norte, Transilvania) llamado Vlad III, o Vlad de Valaquia. Vlad había sido un guerrero implacable que ascendió al poder eliminando a sus enemigos y haciendo alianzas cuando le convenía, no tenía un ejército numeroso pero sus hombres lo seguirían hasta los confines del infierno de ser necesario. Su padre fue Vlad II o Vlad Dracul que puede traducirse como demonio o dragón, a partir de aquí se le conoció a él como Vlad Draculya y a sus fieles soldados y seguidores como miembros de la orden de Draculya (Draculya debe ser entendido como hijo del dragón o del demonio). Si bien Vlad había sido un príncipe implacable con sus enemigos, esto lo hizo por cuestiones de ambición política, haciendo lo que el creía que era justo, pero cuando los Otomanos llegaron a Valaquia, estos despertaron odio en Vlad y el juró darles muerte a todos los que se atrevieran invadir su territorio. Con mucha valentía Vlad y sus soldados lograron repeler los ataques de los Otomanos pero sufrían demasiadas pérdidas de soldados, los otomanos no se arriesgaron y decidieron llamar a sus apocalípticos guerreros, los jenízaros, para tomar de una vez por todas Valaquia. Vlad se enteró de esto y tomo una medida extrema para conseguir cierta ventaja contra sus rivales. Ordenó que todos los prisioneros de guerra e incluso cadavéres dejados atrás fueran empalados en todo el territorio que debían atravesar los jenízaros. Más que una tortura esto representaba una terrible y desgarradora muerte lenta. Miles de Otomanos fueron atravesados con palos de tres a cuatro metros por el ano y el otro extremo les salía por el hombro o la boca (no tenían una punta fina así dolía más). Ya antes había Vlad utilizado esta técnica de tortura y ejecución, pero contra los otomanos, lo hizo en forma masiva por primera vez. Imaginense entonces la imagen de aquellos que intentaron tomar Valaquia, al llegar y ver campos enteros de varios kilometros con cuerpos empalados y su respectivo hedor a muerte, sangre y heces. No importa que tan hijos de puta hayan sido los jenízaros, ante tal muestra de terror muchos seguramente experimentaron el miedo por primera vez.

Eventualmente Vlad III de Valaquia con un reducido ejército fue derrotado por los Otomanos, pero vaya si nos dejó su legado. Desde estas batallas empezó a evolucionar la leyenda de Vlad Tepes (el empalador) a Vlad Draculya (el hijo del dragón, del demonio... del diablo) duro de matar, empalador de personas y como teléfono descompuesto se fueron incluyendo detalles como que devoraba a sus víctimas y bebía su sangre. Fue hasta 1897 cuando Bram Stoker lo inmortalizó como Drácula y así su personaje pasó a desfilar por la alfombra roja de los personajes míticos que a tantos hicieron famosos y grandes del cine como Bela Lugosi, Christopher Lee y al chavito aquel que las hizo de Chiquidrácula (Carlos Espejel, mil gracias anónimas).
Ya saben pués, Draculitas y Draculinas, lindos los nenes pero recuerdense que detrás de todo estuvo un cabrón que cuando enfrento los horrores de aquel entonces los combatió con el terror que sólo los rincones más oscuros del ser humano pueden producir.
PD: Acabo de terminar como lectura de cabecera La Historiadora (2005) de Elizabeth Kustova. Trata sobre un historiador y su hija que tienen razones de sobra para sospechar que Drácula esta vivito y coleando y deciden ir tras él. La novela está escrita al estilo que Dan Brown escribió El Código da Vinci, o sea es una historia ficticia con rebuscados detalles históricos y reales. Es larga (casi 700 páginas) y puede resultar tediosa a quien no le gusten mucho las cuestiones históricas (a mi si me llega bastante la historia en general) pero si les interesa este tema se las recomiendo. Eso sí después de leer la obra del maestro Stoker.
PD2: No me consta si Vlad Draculya decidió específicamente empalar a miles de otomanos sólo para asustar a los jenízaros, es más puede que muchos de los empalados hayan sido jenízaros, no estoy seguro si primero lo atacaron las tropas Otomanas corrientes o si fueron las tropas élites (los jenízaros) pero la empalación masiva sí fue una estrategia suya para asustar futuros ataques de los Otomanos.
PD3: Celebren lo que celebren o aunque no celebren nada, les deseo un feliz triko triko, fiambre y finde. Hasta el mes entrante.
Ya saben pués, Draculitas y Draculinas, lindos los nenes pero recuerdense que detrás de todo estuvo un cabrón que cuando enfrento los horrores de aquel entonces los combatió con el terror que sólo los rincones más oscuros del ser humano pueden producir.
Fotos: Vlad III de Valaquia, el Drácula original; Dibujo de la armadura de un jenízaro, aunque tenían el rostro cubierto con máscaras metálicas con rostros inexpresivos; grabado de empalados, no es precisamente Vlad y así no era como realmente empalaban a la mara pero algo es algo; grabado en blanco y negro de Vlad Draculya. Todo cortesía de gugol y con permiso del príncipe de las tinieblas.
PD: Acabo de terminar como lectura de cabecera La Historiadora (2005) de Elizabeth Kustova. Trata sobre un historiador y su hija que tienen razones de sobra para sospechar que Drácula esta vivito y coleando y deciden ir tras él. La novela está escrita al estilo que Dan Brown escribió El Código da Vinci, o sea es una historia ficticia con rebuscados detalles históricos y reales. Es larga (casi 700 páginas) y puede resultar tediosa a quien no le gusten mucho las cuestiones históricas (a mi si me llega bastante la historia en general) pero si les interesa este tema se las recomiendo. Eso sí después de leer la obra del maestro Stoker.
PD2: No me consta si Vlad Draculya decidió específicamente empalar a miles de otomanos sólo para asustar a los jenízaros, es más puede que muchos de los empalados hayan sido jenízaros, no estoy seguro si primero lo atacaron las tropas Otomanas corrientes o si fueron las tropas élites (los jenízaros) pero la empalación masiva sí fue una estrategia suya para asustar futuros ataques de los Otomanos.
PD3: Celebren lo que celebren o aunque no celebren nada, les deseo un feliz triko triko, fiambre y finde. Hasta el mes entrante.