De acuerdo al título defino al futbol.
Soy fanático, adicto, apasionado, hincha, tifoso de este juego (que es más esto que un deporte) que tantas alegrías y tantas tristezas me ha dado, pero que de una forma u otra ha influído en mi vida. Non preocup, no voy a hablar de lo acontecido en cada partido del fin de semana, para eso hay sapotocientas fuentes y sapotocientas más que lo hacen.
Para mi los lunes empiezan hablando de futbol, con los cuates, los colegas del trabajo, con quien se tope uno. Un repaso a la jornada, a los equipos, a los goles, las grandes jugadas, lo polémico, los árbitros, las canchas, etc.
De tiempos inmemorables, mi viejo me sentaba a ver partidos que poco a poco fui entendiendo y me fueron gustando. Como la mayoría fui mejor viéndolo que jugandolo tal vez por no estar contagiado de esa fiebre de competencia, de ganar a toda costa (como el chavito que los putea a todos por no ganar y jugar como a él le gusta en una chamusca).
Invente todo un mundo futbolero en el patio trasero de la casa donde crecí que era el Mateo Flores, el Maracaná, el Giuseppe Meaza o Wembley. Por mis paredes y el árbolito de manzana rosa frente de la esquina militaron grandes como Zico, Platini, el Diego, Mathaus, Baggio y otros igual de grandes para mi como la coneja, Byron Pérez y Memín pero al anochecer el protagonista, el que se llavaba los aplausos era yo.
Para mi los lunes empiezan hablando de futbol, con los cuates, los colegas del trabajo, con quien se tope uno. Un repaso a la jornada, a los equipos, a los goles, las grandes jugadas, lo polémico, los árbitros, las canchas, etc.
De tiempos inmemorables, mi viejo me sentaba a ver partidos que poco a poco fui entendiendo y me fueron gustando. Como la mayoría fui mejor viéndolo que jugandolo tal vez por no estar contagiado de esa fiebre de competencia, de ganar a toda costa (como el chavito que los putea a todos por no ganar y jugar como a él le gusta en una chamusca).
Invente todo un mundo futbolero en el patio trasero de la casa donde crecí que era el Mateo Flores, el Maracaná, el Giuseppe Meaza o Wembley. Por mis paredes y el árbolito de manzana rosa frente de la esquina militaron grandes como Zico, Platini, el Diego, Mathaus, Baggio y otros igual de grandes para mi como la coneja, Byron Pérez y Memín pero al anochecer el protagonista, el que se llavaba los aplausos era yo.
Hoy (más de cinco lustros después) me siento frente a la tele, ya sea sólo o con mi viejo, e independientemente del partido esos recuerdos me invaden y lo veo al futbol como lo más importante en ese momento, así como lo dijo Bill Shankley (el más grande entrenador del Liverpool inglés) "un asunto más importante que la vida y la muerte" y que al pitazo final me dejará triste, feliz, frustrado o en shock, eso sí siempre agradecido.
Dios y sus amigos se pusieron a jugar futbol y Dios chutó tan duro la pelota que cayó en un rosal y se ponchó. Al explotar la pelota, se creó el universo y todas las cosas que conocemos.- Rodrigo Navarro Morales (9 años aprox.)
Tomado del libro (bastante mediocre con algunas excepciones) Dios es redondo del charro Juan Villoro.
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